Entrevista a Rendón: El mundo ideal para mí sería sin el hombre


Augusto Rendón: "Centauro y sirena"
Por Ricardo Rondón
Pariente lejano de Clara Sierra, la terrateniente y ganadera más recordada del país, hijo de un exitoso contador que cayó en desgracia cuando negoció con café, egresado de la Academia de Bellas Artes de San Marcos, en Florencia, Italia, casado en primera nupcias con la condesa toscana Gioietta Giogia, todo parecía indicar que Augusto Rendón Sierra sería un antioqueño burgués, pero no fue así; sólo llegó a ser uno de los mejores grabadores en la historia del arte al lado de Durero, Rembrandt, Goya, Köllwitz y Picasso.
Batallador y contestatario, rebelde y atormentado por todos los daños y dolores que produce la humanidad, Rendón siempre ha protestado contra los excesos de poder y su correspondiente violencia, y la ha plasmado en sus cuadros de furias terribles, y al mismo tiempo magníficas y voluptuosas.
Define al verdadero artista como un artesano y no como un ser endiosado a quien el éxito se le sube a la cabeza, le deforma el pensamiento y le mata la imaginación.
Rendón, al contrario, pinta para no vender su obra a una burguesía insulsa. Él pinta por goce personal y es coleccionista de su propia obra.
Augusto Rendón es uno de los siete espíritus embrujados por el arte que se inscriben en el más reciente libro de Fernando Guinard, a manera de homenaje, en El espíritu creador.
Conversaciones con el artista.

Cuál es la luz más bella para pintar. ¿La luz de Fredonia, la luz del Páramo de Sumapaz, o la luz de los cerros capitalinos en octubre?
La luz de Bogotá, indudablemente. Yo tengo una vista sobre gran parte de la sabana y sobre el horizonte por donde se oculta el sol. Y me siento muy afortunado de poder disfrutar de los atardeceres bogotanos.

¿Le gusta interpretar las fantásticas formas de los arreboles?
Muchos dibujos míos han salido de los arreboles, de las nubes, de todas estas batallas de monstruos antediluvianos que se ven en el firmamento.

¿Esas luchas, esas batallas, también ha sido consigo mismo?
Esa lucha ha sido una constante.

¿En qué momento se jodieron los pintores colombianos?
El momento exacto no lo sé porque yo no había nacido todavía, pero de todas maneras la gran ignorancia que existe en nuestro medio ha sido el lastre tremendo para sobrevivir económicamente, por la gran frivolidad que existe entre la gente que se dice culta en este país: que para entender una obra de arte se necesita la asesoría de un crítico, ya que no acuden a criterios personales. No compran la obra que les gusta sino la que cuenta con el aval de los críticos oficiales.
¿Cuál es su aroma preferido?
El aroma del brasier, el aroma de la ropa íntima.

No me diga que un cuadro o un grabado suyo salen de su olfato...
Para mí el olfato ha sido muy importante y muy crítico en mi trabajo, porque me gustaría que las obras tuvieran olor.

¿Cuáles son los colores que más lo deslumbran?
Los azules cobaltos, los azules cerúleos, y las tierras.

¿Qué influencias o qué escuelas lo marcaron?
Bueno, en ese sentido yo he sido muy impresionable, y todas las escuelas me fueron marcando, y si algún pintor me gustaba, trataba de interpretarlo a mi manera.

¿Van Gogh lo sorprendió?
Muchísimo, y yo siempre he tratado de ser expresionista.

¿Qué dice de Cézanne?
Me motivó en una época joven y fui un seguidor suyo, pero después se fueron presentando otros pintores que me iban enriqueciendo el acervo pictórico.

¿Es usted anticlerical?
Al ciento por ciento, no soporto los manipuladores de ninguna especie, y más los que manipulan la ingenuidad y la simpleza de los otros.


¿Pero le gusta Zurbarán?
Sí, me gusta su dramatismo y su sensualidad.

¿Y Miguel Ángel?
Es el sumo escultor para mí y el artista por excelencia.

¿Lo conmueve Da Vinci?
Si, fue tal vez de los primeros pintores que me conmovió por su vida tan rica en vivencias del espíritu y de la mente.

Porque eso es un artista, maestro: espíritu y mente...
Sí, Leonardo era un ser superior, un fanático de la vida, y la investigó en todos sus aspectos.

Pero usted es terrible, y también voluptuoso y doloroso, sobre todo en los cuadros donde refleja su rebeldía, su inconformidad y su amargara...
Sí, eso es muy cierto. Claro que no es una amargura negativa, pero si es la amargura de ver que somos impotentes para dar una solución.

¿Cómo sería el mundo ideal?
El mundo ideal para mí sería sin el ser humano sin el hombre.

No me imagino un mundo habitado sólo por las bestias…
Bueno, eso tampoco me lo imagino, sin embargo si uno se atiene a los descubrimientos de aquellas grandes bestias antediluvianas, pues aparentemente el mundo era más armónico.

¿Hablando de bestias, qué le sugiere el toro?
El toro es la gran fuerza bruta, irracional,  pero que posee toda esa belleza de lo incontrolable, y, sin embargo, e hombre siendo un ser pensante, es mucho más bestia que el toro.

¿Por eso es que usted mata al hombre en sus cuadros frente al toro?
Sí, porque veo la sevicia con que se atormenta al animal.

Usted ha dicho que hay una proximidad erótico- sexual entre toro y torero...
Pues en alguna oportunidad, en un análisis que hacía Ortega y Gasett, decía algo muy acertado al respecto, que el toro, esa especie de minotauro, representaba la masculinidad, y el hombre, que se ofrendaba al toro, estaba representando la feminidad.

¿Qué le ocurre cuando termina uno de esos cuadros donde describe a pulso y a ley la barbarie?
Trato de hacer un poco de claridad y conciencia en las demás personas, para que vean que el mal siempre tiene un aspecto complejo y la belleza en ocasiones puede asistirlo.

¿Qué piensa del amor?
El amor es tan supremamente abstracto que no podría darte una respuesta concreta.

¿Cómo recuerda su amor de la condesa toscana Gioietta Giogia?
Eso pertenece al gran fresco del pasado.

¿Hoy en día con quien tararea el italiano?
Lo tarareo con Tabuchi, con Umberto Eco, Gesualdo Bufalino e Italo Calvino.

¿Qué poetas le gusta frecuentar?
Tengo dos grandes amigos antagónicos pero que estimo muchísimo que son Juan Manuel Roca y Jotamario.

¿Le gusta algo del nuevo arte?
Pues el arte siempre ha sido uno, lo demás es una serie de modas que lo adornan por los bordecitos, y que no le aportan mayor cosa.

¿Ya hizo el cuadro que siempre soñó?
Pues si lo hice no me he dado cuenta y sigo buscándolo, y espero no encontrarlo nunca porque lo emocionante es la búsueda, no el encuentro, o sea, «vivir la vida sin pensar en coronarla con la muerte.

¿Se puede saber por qué pintó el Ánge de la Guarda con liguero y medias coloradas?
Todos los tratados sobre ángeles, hablan sobre su ausencia de sexo, sin embargo el primer ángel que uno conoce es el de la Guarda, y tienes unas connotaciones muy femeninas que recuerdan a la madre, a las tías, a todas estas mujeres que te conformaron de una forma u otra.

¿Cómo es usted en su estado natural?
Yo creo que ahí vuelve a salir en míster Hyde que todos llevamos adentro.

¿Cómo mastica su soledad?
Rodeándome de amigas

¿Es el sexo su droga más frecuente?
Pues lo es hombre, usted es un adivino.