Procesos del arte en Colombia (fragmento)

Por Álvaro Medina
1973-1976
Los tres sólidos dibujos de Las reivindicaciones (1973) constituyen el punto de llegada de la búsqueda de Rendón y el de partida hacia una obra plena y bien lograda. En Las reivindicaciones la factura es limpia, la figuración precisa y la idea clara. Concepción que continúa en el dibujo a plumilla Recordando a Chile y en los aguafuertes La vía de la paz y La justicia no existe (todos de 1974) y en Que rueden las cabezas de los verdugos de Chile (1975), con sus figuras notablemente simplificadas que plasman imágenes depuradas y simples. Rendón logra al fin impactar y comunicar todo el vigor de las luchas que políticamente lo comprometen, con unas obras fuertes, dramáticas y profundamente humanas.
El motivo temático central de este último período lo constituyen el caballo, esa bestia avasallada en el trabajo, como símbolo del pueblo explotado; y el jinete, casi siempre envuelto con los vendajes con que identificamos a las momias, como símbolo del explotador. Ese caballo se vuelve contra su jinete y lucha por derribarlo para terminar la dominación. Más nítido no puede ser el mensaje y el artista lo cursa haciendo gala de buen dibujante y apoyándose en una composición que, al igual que la de Homenaje a Colombia, se hace focal. Rendón entra, en esta etapa, a castigar un poco ese barroquismo con que parodió las imágenes típicas del lenguaje publicitario a partir de 1970.
Cabe destacar que la continua búsqueda de Rendón, razón fundamental de los saltos de su trayectoria, no es sino la exploración responsable por acceder a la precisión adecuada que le exigen sus propósitos políticos. Porque la verdad sea dicha, en todas las etapas de su trayectoria el Rendón esencial, o sea el Rendón. vindicativo y crítico, ha sido siempre el mismo. Y esto lo convierte, con todos sus altibajos, en uno de los artistas más conscientes y serios de Colombia.
El empeño de Rendón por realizar un trabajo de contra-alienación se hace patente en sus sátiras a una extensa galería de personajes que incluyen a doña Bertha Hernández y Mandrake, el Corazón de Jesús y Nixon, el ex presidente Pastrana y el cardenal, entre otros muchos, con unas implicaciones que sobra analizar. Porque Rendón despliega siempre una decidida identificación con las causas del pueblo apelando a una visión totalizadora que mejor se manifiesta en Bajo sus brazos abiertos, miles de regalos (1974) con la figura galopante de un presidente de Colombia exhibiendo en cajas, como trofeos de guerra, imágenes del hambre, la explotación sexual, la niñez desamparada y la violencia.
Los caballos y jinetes que Rendón ha venido trabajando forman una imagen que condensa todas las ideas que el artista ha estado manejando desde 1962. Plásticamente señalan un momento cumbre en la obra de Rendón y de su grupo generacional, como lo comprueban el dibujo para el cartel conmemorativo de los 30 años de la derrota del nazi-fascismo que se pegó en 1975 en incontables muros de Colombia, y lo reafirman tanto el estudio previo a él, como el dibujo ¡De pronto llegará! (1976) que envió a la Bienal de Artes Gráficas en Cali, ese mismo año, magníficos ejemplos de un Rendón que ha entrado plenamente en la madurez, depurado de influencias y haciendo gala de un lenguaje verdaderamente personal.



Obra de Augusto Rendón en